Todos hemos tenido muchos jefes a lo largo de nuestra vida y algunos nos han puesto las cosas difíciles en el trabajo. Busca en esta lista y seguro que relacionas tu jefe actual o alguno antiguo con uno de estos prototipos. ¡Pero ves con cuidado con ellos porque pueden llegar a arruinarte la vida!

1. Lo niegan todo

 “¿Problema? ¿De qué me hablas? Todo va bien.” Para algunos jefes, lo más fácil es no reconocer ningún conflicto en absoluto y así evitar el tener que lidiar con él. Por mucho que insistas, no reconocerán que hay un elefante en el salón y puede que incluso te acusen de inventarte cosas.

2. El profesional del tenis

Estos jefes se han especializado en evitar sus responsabilidades. Son profesionales del tenis que están a la altura de Novak Djokovic o Roger Federer, ya que esquivan todas las pelotas con mucha gracia. Raquetazo va para evitar dialogar, raquetazo viene para evitar afrontar los problemas. Al final, los empleados se han de dedicar a recoger ellos mismos las pelotas y solucionar los inconvenientes que van surgiendo en la oficina.

3. El derrotista

Se rinden a la primera, “da igual, tampoco era tan importante, como tú quieras”. Cuando estas personas descubren que sus deseos entran en conflicto con otros, optan por evitar el enfrentamiento rindiéndose directamente, sin tan solo exponer su punto de vista. Al final, su actitud crea un conjunto de malestares acumulados y de tensiones sin resolver.

4. Dominator

Han de dominar al contrario porque lo ven como un oponente. Estos jefes se aprovechan de su carácter fuerte o de su posición de autoridad para imponer sus deseos sin escuchar al otro. Inicialmente esta actitud puede conseguir un resultado rápido, pero a largo plazo siempre traerá conflictos.

5. Maquiavelo

Los Maquiavelos son los reyes de la comunicación indirecta. En lugar de afrontar el problema de frente, confabulan y manipulan hasta conseguir que todo el resto de personas estén de su parte. Pueden acabar generando un ambiente tóxico, en el que los rumores y los malentendidos sustituyen a la verdadera comunicación.

6. Coléricos

Estos jefes no rehúyen el conflicto, sino que lo exacerban con una respuesta emocional colérica y desproporcionada. Ante tanta ira, sus compañeros de trabajo pueden optar por hacer todo lo que dice o por indignarse a su vez, creando una escalada de tensión sin fin.

7. Megáfonos

¡Gritan, gritan y gritan! Subir el tono de voz es una reacción muy habitual cuando nos sentimos enfadados, pero cuando empiezan los gritos, la comunicación constructiva ha terminado. Peor aún, la respuesta instintiva a esta actitud es ponernos a gritar también. Toda la oficina acaba sorda y la única solución es comprarse tapones para los oídos.

8. Les encanta jugársela

Una variante particularmente tóxica del Maquiavelo: las personas que afirman una cosa y luego hacen otra completamente distinta. Puede que gracias a la falta de honestidad se salgan con la suya, pero tarde o temprano esta estratagema acaba por volverse en su contra.

9. Amenazan

O, en otras palabras, aprovecharse de una posición de autoridad o poder para conseguir lo que buscan mediante el miedo. No hace falta decir que esta actitud no genera precisamente un ambiente positivo.

10. Ponen mala cara

“No, si a mí no me pasa nada, ¿por qué lo dices?”. Estas personas accederán a una solución al problema que no les satisface para poder ser pasivo-agresivas y mostrarse como víctimas después. El resultado: un ambiente en el que nadie trabaja a gusto.

¿Tienes un jefe que emplea estas actitudes? No te desesperes y déjale el libro La empresa más feliz del mundo en su escritorio. Tu salud mental y la de tus compañeros te lo agradecerán.

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