Hemos oído hablar durante los últimos años de la obsolescencia programada de los objetos, electrodomésticos o tecnología que se nos vende. Todo viene programado para dejar de ser útil o funcionar hasta una fecha determinada.  Pero, ¿este concepto no se puede aplicar también a la humanidad? La obsolescencia programada de las personas.

En el año 1970 se pudo afirmar por primera vez en la historia que el conocimiento existente en el mundo se había duplicado. Para llegar a eso necesitamos miles y millones de años de evolución, en cambio, con la llegada de internet y de las redes sociales hemos dado un salto muy grande. En 2011, la información se duplicaba cada 2 años y la previsión para 2020 es que el conocimiento humano se multiplique por dos cada 3 días. Fue el ingeniero Gordon Moore quien predijo algo parecido con la llamada Ley de Moore, allá por 1965.

Si la educación se llega a actualizar al mismo ritmo en que avanza el conocimiento, quiere decir que cada generación estudiará datos, fórmulas, hipótesis y teoremas totalmente diferentes. Y, ¿qué pasa cuando las personas terminamos nuestro ciclo de estudios y nos incorporamos al mundo laboral? Con este avance incesante de las innovaciones y lo que sabemos, cualquier persona queda obsoleta a los pocos días de salir de una aula.

¿Esto quiere decir que todos estamos desfasados profesionalmente? Claro que no. Más adelante te daré la clave prioritaria para que esto no pase. Así podrás seguir siempre al día en los ámbitos que te interesan.

 

La respuesta a la obsolescencia programada humana

A nadie se le ocurre mostrar hoy en día con orgullo (y satisfacción) su título universitario obtenido 25 años atrás como única validez de conocimiento. Porque desde entonces seguro que el trabajo ha cambiado mucho, también el entorno laboral, los requerimientos del sector, la evolución de la tecnología y el cambio de comportamiento de los consumidores.

Médicos, abogados, matemáticos, marketers, mecánicos, electricistas y el resto de profesionales han tenido que ir formándose, según las innovaciones que se han ido implementando en su profesión para estar al día. 

Supongo que ya has intuido cuál es la solución a la obsolescencia programada humana: el aprendizaje continuo.

No perder jamás las ganas ni el interés por descubrir qué está por venir. Eso sí, debemos entender que lo más actual pocas veces lo encontraremos en las aulas. Un nuevo conocimiento siempre tarda un tiempo en ser incorporado al mundo educativo, sea en forma de curso o de temario obligatorio en colegios y universidades.

Si queremos estar entre los mejores debemos ir a buscar la información en el entorno digital o en el propio entorno laboral. Allí es donde las personas comparten por primera vez su conocimiento, la mayoría de veces, ofreciéndolo de forma gratuita y altruista al resto de compañeros.

 

Las 4 claves para no caer en la obsolescencia del conocimiento

Antes de todo, debemos tener clara una cosa. Es imposible abarcar en una sola mente todo el conocimiento que existe actualmente. Ni siquiera los ordenadores o grandes centros de almacenamiento de datos pueden. La información del mundo está repartida por varias fuentes.

  1. Por este motivo, nuestro objetivo principal será abarcar solo las tendencias de aquellos ámbitos del conocimiento que nos interesan, como por ejemplo nuestra profesión, aquello que nos gusta o nos es necesario.
  2. Busca las fuentes de información primarias y los influencers que más saben. Siempre hay medios de comunicación o portales de referencia de tu sector o ámbito donde encontrarás las últimas tendencias. También personas o influencers que son pioneros y ellos mismos crean el conocimiento o las tendencias. Ser el primero en asimilar el nuevo conocimiento te dará una ventaja significativa en tu entorno profesional, te hará ir por delante y poder avanzarte a la competencia. Un nivel superior sería que llegaras a convertirte tú mismo en el productor de ese nuevo conocimiento y ser un influenciador.
  3. Ponte metas a corto plazo. Si ves que ha surgido alguna nueva tendencia en tu especialidad y quieres formarte en ella, busca la forma de adquirir ese conocimiento. Entra en contacto con personas que ya dominen el tema y puedan ayudarte en tu evolución. A veces te bastará con tener una charla o una corta formación de unas horas. En el caso de que sea más complicado, por ejemplo una nueva técnica médica o toda una nueva rama del marketing digital, entonces necesitarás asistir a clases específicas para adquirir esta nueva habilidad práctica. Busca que sean metas fáciles de conseguir en un periodo corto de tiempo y que no superen la duración de un máster (que suelen ser 2 años), para facilitar tu día a día y poder compaginarlo con tu profesión. Además, piensa que cuando acabes, algo nuevo habrá surgido y seguramente querrás aprenderlo.
  4. Salir de la zona de confort. No tener miedo a salir de la zona de confort. Ese miedo es el gran enemigo de la obsolescencia programada de los seres humanos. Si no evolucionas y te dan miedo los cambios, entonces es cuando te quedarás estancado en tu profesión. Aunque aplicar nuevo conocimiento siempre es un riesgo, porque la experiencia siempre nos da seguridad. Sin la práctica tampoco se consigue descubrir el camino al éxito, aprender de los fallos y acabar siendo un experto en la materia. Si no quieres quedarte obsoleto, siempre tendrás que estar saliendo de tu zona de confort con la evolución incesante que sufre el conocimiento. Formarte continuamente y verlo como algo positivo y emocionante para tu progresión.

Espero que el artículo haya sido útil y sirva para reflexionar. La clave está en estudiar, formarse y adquirir conocimiento de forma constante. Así es como se puede evitar la obsolescencia programada que nos persigue en esta era de la información.

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