Seguramente la sigla ROI te resulte familiar, quizá solo la conozcas de teoría “métrica que nos permite medir la relación entre las ganancias y la inversión realizada” o quizá la hayas sufrido de primera mano si estás trazando una estrategia de marketing y debes averiguar qué acciones son rentables o bien si has creado una startup o un negocio y has tenido que analizar el rendimiento de tu empresa desde el punto de vista financiero.

El famoso ROI, el retorno de la inversión, es un indicador muy utilizado en el entorno laboral, ya sabéis que yo soy fan de las métricas porque nos permiten situarnos y mejorar,  pero hoy me gustaría hablaros de otra métrica que poco tiene que ver con números. En el post de hoy me gustaría reflexionar sobre cómo medimos nuestra vida. Me gustaría que analizáramos aquellos aspectos de nuestro día a día que nos aportan felicidad y bienestar para mantenerlos y potenciarlos. 

Muchos hemos medido el éxito de una persona en función de dos variables: sueldo y cargo que ocupa en la compañía, pero lo cierto es que estos dos aspectos pueden no reportar felicidad para todo el mundo. Para el bienestar de las personas entran en juego muchos más factores, cada uno tiene los suyos, en función de sus metas y prioridades, pero todos ellos contribuyen a crear un estado de equilibrio y paz, una sensación de plenitud. En el otro día vi en redes esta imagen y me gustó, no sé a quién atribuirla porque desconozco su autor, pero me gustaría compartirla.

El retorno de la plenitud

Cada uno de nosotros debe encontrar su fuente de energía y crear su fórmula que le permita saber si está viviendo una vida plena. Ya sabes que el retorno de la inversión se calcula poniendo en relación las ganancias obtenidas con la inversión realizada. En este caso, se trata de medir la relación entre todo aquello que te produce plenitud y lo que te ha costado lograrlo (tiempo, dinero, esfuerzo…). Para ello es importante definir primero qué significa una vida plena para ti.

¿Qué te produce felicidad?

  • Sentirte realizado en el trabajo
  • Crear una familia
  • Montar una empresa
  • Tener tiempo libre
  • Tener un buen sueldo
  • Gozar de buena salud
  • Poder hacer un voluntariado

Al calcular el retorno de la plenitud se trata de hacer balance y que la foto final sea positiva, que al analizar todo lo que has conseguido y lo que te ha llevado a la meta te invada una sensación buena, de tranquilidad, de paz.  Plenitud no significa perfección, seguro que hay cosas que podemos cambiar o mejorar, pero se trata de un estado positivo, en armonía, a pesar de las dificultades que nos hayamos encontrado. 

Numerosos estudios demuestran que en los 50 es cuando las personas viven su etapa de mayor plenitud debido a los años de experiencia que acumulan, la madurez mental y emocional que ya poseen y la realización personal que han logrado.

Yo considero que podemos llegar antes a esta etapa de plenitud si practicamos este ejercicio habitualmente. Si paramos y analizamos qué nos hace felices y qué podemos cambiar para sentirnos mejor seguro que llegaremos antes a este estado de plenitud. Y lo más importante, podremos mantenerlo durante mucho tiempo si hacemos aquellos ajustes necesarios que nos permitan ser felices. Como decía antes, está en tus manos descubrir tu fórmula de la felicidad para llevar una vida plena.

 

Libro "Diario de un Millennial"

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