El protagonista de esta historia se llama Emilio aunque en el barrio lo conocen como Bob Esponja. Desde hace varios años tiene una parada obligatoria en el colegio Las Tablas Valverde de Madrid para corear la famosa canción del Bob Esponja con un grupo de niños de 3 y 4 años. Este pequeño gesto ya forma parte de la rutina de los pequeños y él afirma que ver a los niños tan contentos le alegra el día. ¿No os parece entrañable? A mí me sacó una sonrisa cuando lo descubrí, Emilio es un entusiasta de su trabajo y nos demuestra, una vez más, la magia de los pequeños gestos. No te vayas, sigue leyendo, hoy te traigo más ejemplos.

Así de contenta y bailonga se va a trabajar esta mujer al servicio de limpieza del Complejo Hospitalario Universitario de a Coruña. Al ritmo de una muñeira, danza popular de origen gallego, abandona su domicilio para empezar una nueva jornada laboral en tiempos de pandemia. La realidad a la se enfrenta cada mañana no debe ser fácil pero incluso ella nos regala una dosis de optimismo. ¡Así da gusto ir a trabajar! 

Y de Galicia nos vamos a Polonia, allí nos encontramos a Pepe. En una de las ciudades polacas, este artista callejero ordena el caos de las calles. A golpe de silbato y siempre con un toque de humor, el payaso Pepe ameniza el ambiente de la plaza y arranca varias sonrisas y carcajadas a los visitantes.

Su trabajo puede parecer banal pero distraer a la gente y lograr que se rían no es tan fácil como parece. Varios estudios han apuntado que los niños ríen más de 300 veces al día, en cambio, el adulto apenas llega a las 100, la media está entre 20 y 30 veces al día. Ya sabéis que con humor se vive mejor y que una sonrisa puede abrir muchas puertas. Precisamente este mes de octubre se celebra el día Internacional de la Sonrisa.

A todos nos gusta estar en una ambiente de trabajo agradable donde se nos trate bien, se dirijan a nosotros con buenas palabras, con amabilidad y una sonrisa puesta en la cara. En definitiva que se hagan las cosas bien, con cariño y amor. 

Por suerte, todo esto depende de nosotros, cada día tenemos la oportunidad de escoger nuestra actitud del día y decidir cómo queremos afrontarlo. Yo te animo a mirar la vida de manera positiva y a hacer las cosas siempre con pasión, cariño y dedicación. Si queremos trabajar en un ambiente de trabajo sano, procuremos aportar también nosotros esa alegría que queremos. Nadie dice que tengamos que trabajar enfadados o estresados, si nosotros estamos contentos contagiaremos al equipo y el ambiente y la energía general cambiará. 

No cuesta nada hacer las cosas bien, ser agradable con el mundo. Y si durante el día topas con alguien malhumorado, no lo juzgues ni lo critiques, seguramente está pasando por un mal momento. Procura que no te contagie su mala energía, ni nuble tu mirada positiva.

Mañana cuando vayas al trabajo, disfrútalo y busca tu fórmula para hacerlo divertido, pregúntate qué puedes hacer para ti, que a la vez animaría al resto de compañeros.

¿Te atreves a cantar como Emilio o hacer cualquier otra locura? 

 No sé quién está más loco si el que llega al trabajo serio y desanimado o el que hace lo contrario que la mayoría y contagia su locura y sus ganas de vivir.

Libro "Diario de un Millennial"

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