“La gente empieza a odiar su trabajo a partir de los 35 años” clama el titular de un artículo de Bloomberg. Estas palabras asustan bastante si pensamos que buena parte del activo laboral en España y el resto del mundo superan esa edad. Yo mismo me incluyo por unos pocos añitos ;).

Realmente, ¿cuando pasamos la mitad de la treintena podemos apagar el interruptor de la felicidad laboral? Si es así, la vida que nos espera por delante a partir de esa edad es bastante deprimente.

El artículo se basa en un estudio realizado por la empresa de recursos humanos Robert Half U.K. y se hizo entre 2000 personas del Reino Unido. Una de las conclusiones más destacadas es que los empleados más veteranos son más infelices en sus trabajos que sus compañeros más jóvenes. También dice que 1 de cada 6 británicos en activo por encima de los 35 no está bien laboralmente, más del doble de los que tienen menos de esa edad. Cerca de una tercera parte de los que tienen por encima de 55 dicen no sentirse apreciados, mientras que el 16 por ciento no tiene amigos en el trabajo.

Con la edad tenemos la posibilidad de escalar a mejores posiciones dentro de la empresa, siendo mejor el salario, pero eso significa una mayor responsabilidad y a veces sentirse aislado en el poder.

También a partir de la treintena es cuando llegan las responsabilidades familiares, como los hijos, una hipoteca, tener a cargo los padres, etc. Y si encima le sumas las dificultades de conciliar a todo esto, nos encontramos ante una bomba de estrés, ansiedad y peligro de depresión.

 

La felicidad en el trabajo a todas las edades

La juventud es sinónimo de grandes ambiciones, sueños y retos para crecer profesional y personalmente. Nos queremos comer el mundo y entrar en buenas organizaciones a trabajar. Pero, con los años esas aspiraciones se apagan y la rutina se instala en nuestra mente. Matando las ilusiones que un día tuvimos. De ahí que a partir de cierta edad la felicidad laboral desaparezca.

Muchas veces esta felicidad la mata la propia empresa donde se trabaja.

Pero eso no debe ser así. La felicidad en el trabajo es posible a cualquier edad. Solo es necesario cultivarla y que la propia empresa la fomente.

Los sueños deben permanecer vivos a todas las edades y eso se consigue motivando en cada etapa de la vida a que las personas trabajen en aquello que les apasiona de verdad o en lo que se les da bien.

Pero, ¿cómo conseguirlo y que sea una realidad?

Aquí entran en juego 2 voluntades, la del propio profesional y la de la empresa.

 

1# El trabajo de auto motivación por parte del profesional

Los empleados deben estar siempre pendientes de su propia felicidad y analizar la evolución. Si han llegado a un punto de desmotivación, entonces tocará pensar:

  • Por qué han llegado a un punto de infelicidad y cuáles son las causas reales.
  • Qué forma hay de mejorar su propio nivel de felicidad a partir de cambios personales.
  • ¿Necesita marcarse nuevos objetivos o retos dentro de la misma empresa? Cambiar de departamento o de posición porque la que tiene ya no le motiva, mejorar la relación con los compañeros, compaginar la vida personal con la profesional de forma más eficiente, formarse y actualizarse, entre otros puntos.
  • Si dentro de la misma empresa donde se trabaja no es posible encontrar la felicidad laboral, entonces es el momento correcto de definir un camino nuevo en otro lugar. ¿Trabajar en una empresa nueva o ser emprendedor? ¿Seguir dentro del mismo sector o dar un giro profesional para trabajar en algo nuevo y más estimulante?

Puntos esenciales, pero que llevará su tiempo cumplir hasta volver a encontrar el equilibrio entre bienestar y trabajo.

2# La gran responsabilidad de las empresas en la felicidad laboral

Pero, la otra parte de la ecuación son las empresas. Estas no pueden eludir su responsabilidad hacia las personas que integran el equipo. Ellas son el alma de todo, la representación viva de los valores y los que con su trabajo consiguen que los buenos resultados se lleven adelante.

  • Las generaciones más jóvenes, como los millennials o centennials en el futuro, buscan encontrar un lugar en el mundo donde aportar a la sociedad, pero también donde sentirse realizado profesionalmente. Si su felicidad no se tiene en cuenta, partirán hacia empresas que sí cuidan “la sonrisa real” de su equipo.
  • Por otro lado, tenemos a las generaciones con más experiencia a sus espaldas. Las que según el estudio del que he hablado al inicio, tienen más predisposición a desmotivarse. Este grupo de gente también necesita que la empresa les ayude a trabajar su felicidad. Culturalmente, no les enseñaron en sus inicios laborales que el bienestar en el trabajo es un derecho. Si sucedía era circunstancial. Pero, con los años han aprendido que para equilibrar nuestra vida, la felicidad se debe llevar a todos los niveles: profesional, vida familiar, amistades, pasiones, etc.

¿Cómo se puede conseguir mantener esa felicidad a todas las edades? Aquí os dejo dos ideas muy fáciles de implementar para casi cualquier empresa:

  • Medir la felicidad en la empresa. Si se quiere mejorar la productividad, el flujo de positividad y de soluciones creativas en la empresa, aumentar la motivación y que la felicidad grupal e individual sea una realidad, se tiene que comenzar por alguna parte. Estudiar de forma regular la felicidad diaria y la satisfacción a medio y largo plazo de cada persona permite obtener resultados tangibles y analizables. Al igual que cualquier factor que es necesario mejorar, se necesita un punto de referencia. Si la empresa pregunta a sus empleados de forma regular cómo están y qué necesitan para mejorar, entonces se podrán tomar cartas en el asunto y desarrollar soluciones que mejoren esta felicidad. No siempre será posible acatar todas las peticiones, pero seguro que si se consigue un equilibrio entre necesidades de la organización y las del profesional, mejorará el bienestar personal. Este sistema se puede realizar a través de una encuesta in-house (anónima o con la opción de identificarse) o usando herramientas desarrolladas por empresas especializadas en la medición de la felicidad laboral, como Happyforce, TeamEQ o Be Inspiring Tools.
  • Tener horarios flexibles y si se es atrevido eliminarlos. Soy consciente de que hay empresas que deben dar servicios dentro de unos horarios marcados. Pero dentro de las posibilidades de cada organización sería muy beneficioso flexibilizar los horarios. Que las entradas y salidas se puedan hacer dentro de un intervalo de tiempo o que el propio equipo se pueda organizar para dar cobertura durante todas las horas que la empresa está abierta, a la vez que los empleados tienen las franjas horarias que mejor se adaptan a su vida privada. Y ya de perdidos al río, si se es valiente, simplemente no tener horarios. Muchas profesiones realizan todo su trabajo digitalmente, permitiendo poder trabajar desde cualquier lugar o momento. Sobretodo si se trabaja por objetivos y no por horarios. Esta libertad requiere mucha cantidad de responsabilidad y confianza, pero bien llevada, permite que tanto empresa como empleados sean más felices en el trabajo y mejoren los resultados gracias a la motivación e implicación.

La empresa más feliz del mundo

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