Mucho se ha hablado de los Millennials y de cómo su forma de concebir el trabajo está revolucionando el mundo laboral. Su anhelo de libertad, flexibilidad y nuevos entornos de trabajo han roto los esquemas de muchas empresas provocando un choque generacional que a veces no favorece el entendimiento.

Justo el otro día en una conferencia uno se quejaba de la falta de comunicación de los Millennials.

 

Nosotros les damos flexibilidad pero si a las 9 de la mañana no está en la oficina porque tiene médico que al menos me avise”, decía.

 

La mentalidad de unos choca con los ideales de los otros y aunque muchas empresas hagan pequeños ajustes el engranaje sigue siendo el tradicional.

Si analizamos nuestro entorno macroeconómico vemos que todas las esferas (política, económica, social y tecnológica) están en constante evolución, especialmente la última que en los últimos años ha avanzado estrepitosamente y ha transformado las anteriores. La revolución digital ha sacudido todas las esferas de nuestra vida: las redes sociales han modificado nuestra manera de hacer política, la economía digital nuestra forma de comprar, los móviles inteligentes nuestro modo de comunicarnos y relacionarnos y así podríamos continuar con un sinfín de ejemplos.

No se trata de una generación sino un cambio de mentalidad

En toda esta vorágine de cambios han crecido los Millennials y ello ha determinado su forma de ser y de entender la vida. La sociedad en la que les ha tocado vivir ha condicionado su educación, sus relaciones personales, sus formas de ocio y por supuesto sus aspiraciones laborales. Esta generación no concibe el trabajo de la misma forma que las generaciones anteriores (se acabaron los trabajos de por vida, las horarios de ocho horas y las oficinas con despachos individuales) pero todas ellas comparten el mismo espacio de trabajo.

En las empresas del nuevo milenio conviven Baby Boomers, la Generación X y los Millennials y sus diferenciales generacionales se hacen a menudo evidentes y provocan frustraciones que entorpecen el día a día. Unos desconfían de la flexibilidad y la autonomía porque temen la improductividad mientras otros se quejan de la rigidez, la jerarquía y la falta de proactividad. Quizá el secreto esté en adaptarnos a las formas de trabajar de cada generación y juntos crear empresas que respondan a la realidad del siglo XXI. Organizaciones digitales, productivas, capaces de renovarse y adaptarse al cambio , que permitan la integración de la vida personal con la profesional y que tengan un propósito social que contribuya a mejorar nuestra sociedad. El último barómetro de confianza de Edelman revela que las empresas son las instituciones mejor valoradas y que inspiran mayor confianza ( un 75% a nivel global) que los gobiernos.  La gente espera que las CEOS lideren el cambio hacia sociedad más humanas con un liderazgo más humilde.

¡Vamos a por un liderazgo de conciliación!

Me gustaría proponeros un nueva forma de liderazgo que fusione las virtudes de cada generación: el expertise de los Baby Boomers con el ímpetu y las habilidades digitales de los Millennials para crear una nueva cultura empresarial que fomente:

1. Figura del jefe como mentor: los jefes autoritarios deben ser reemplazados por la figura de un coach o la de un mentor. Alguien que comparta lo que sabe, que te brinde su experiencia y sus consejos. Queremos una persona que lidere y valore tus capacidades, potencie tus habilidades y te anime a asumir nuevos retos porque cree que puedes lograrlos. Peter Drucker, uno de los mayores expertos en dirección de empresas del mundo, lo decía hace años con claridad:

“Nadie debería ser nombrado para una posición directiva, si su visión se enfoca sobre las debilidades, en vez de sobre las fortalezas de las personas”.

2. Mente abierta: el que no arriesga no gana. Necesitamos líderes que no tengan miedo al cambio, que sepan adaptarse rápidamente a las novedades y que tengan la habilidad de preverlas para ser los primeros en adoptarlas. Queremos también CEOS positivos que vean las crisis como una oportunidad de mejora.

Netflix empezó en Estados Unidos como una plataforma que combinaba el  streaming y el alquiler de DVD pero Reed Hasting tenía claro que el futuro sería el streaming así que en 2011 anunció que separaba los servicios. Netflix pasó entonces a ser solo un servicio de streaming y ofrecía un servicio adicional de alquiler de DVD.  Esta decisión no agradó a los usuarios: Netflix perdió 800.000 suscriptores en tan solo un mes. Un año más tarde, Reed Hasting abandonó definitivamente los DVD’s y empezó a producir su propio contenido para su distribución en streaming. Netflix España ya suma 8 millones de usuarios, ¿quién dijo crisis?

3. Comunicación abierta, sincera y personal: en el terreno laboral, la franqueza y la sinceridad de la comunicación personal es crucial y evita muchos problemas. Es fundamental que el equipo tenga mecanismos para comunicarse y poder trasladar todas su avances, ideas o inquietudes. Hoy en día existen infinidad de canales y formas para hacerlo: una reunión, un correo electrónico, una llamada, un mensaje por slack, una comida… En Cyberclick, por ejemplo, comemos juntos todos los lunes para compartir alegrías y preocupaciones. Conocer a tu equipo y tener buenas relaciones interpersonales mejora el ambiente de trabajo y permite detectar las fortalezas y habilidades que tiene cada uno.

4. Confianza en el equipo: es uno de los pilares básicos para liderar personas aunque hay muy pocos CEO’s que confíen a ciegas con su equipo. Si no crees en ellos no vas a llegar a ninguna parte, construye relaciones basadas en la transparencia y la comunicación y dales autonomía y libertad para que puedan sacar lo mejor de ellos. Invierte también tiempo en el proceso de selección, rodéate de personas que te inspiren confianza y solo incorpora a aquellas que compartan los mismos valores que tú, así por lo menos te asegurarás un buen comienzo.

5. Actitud y pasión: Victor Küppers dice que el valor de una persona es la suma de su conocimiento y su habilidad multiplicada por su actitud ( V= (c + h) x a) . La actitud no suma, multiplica!  La actitud marca la diferencia: una persona puede ser un coco pero no será brillante si no tiene una buena actitud. Si no hacemos las cosas con actitud y pasión seremos personas mediocres. “La pasión no es otra cosa que la manifestación explícita de nuestra autenticidad” afirma Francisco Alcaide, autor de Aprendiendo de los Mejores y no puedes transmitirla si no la sientes en aquello que haces.

6. Reconocimiento: Estamos siempre tan ocupados y estresados que no tenemos tiempo de reconocer el trabajo de los demás. Muchas veces somos conscientes del esfuerzo que han hecho pero no lo verbalizamos. Un gesto que no cuesta nada y que tiene un gran impacto: genera emociones positivas, fortalece la autoestima, favorece la motivación y aumenta la productividad. Los expertos afirman que el reconocimiento laboral puede incrementar hasta un 44% la productividad del equipo. Además, reconocer al otro tiene un efecto recíproco, ¡pruébalo! te vas a sentir mejor.

7. Trabajo en equipo: cualquier organización debe crear sinergias entre los equipos para sumar todo el conocimiento que cada grupo de trabajo tiene. Si fomentamos la colaboración entre equipos aprovecharemos todo el potencial de la organización pero para ello es fundamental la comunicación. Todos los equipos deben conocer la actividad de los otros para poder aportar su expertise. Los equipos de trabajo deben ser híbridos y no departamentos herméticos para que cuando uno no llegue siempre haya alguien que lo pueda ayudar.

 8. Work-life integration: la vida personal y la profesional deben ir de la mano, no puedes aspirar a realizarte en una sin contar con la otra.  Las personas que pueden conciliar vida y trabajo son más felices y productivasLos españoles valoran con un 8,22 sobre 10 la importancia de la conciliación para su felicidad y la flexibilidad se sitúa en el factor más importante para ser feliz en el trabajo, según el último estudio de la consultora Adecco ( VIII Encuesta Adecco sobre Felicidad en el trabajo). En Cyberclick no entendemos de horarios rígidos, cada uno se organiza a su manera y trabaja las horas que considera para llegar a los objetivos marcados.

9. Trabaja en lo que te gusta: es muy importante que trabajes en lo que te gusta porque ello contribuirá a tu felicidad. Mucha gente cree que la felicidad va en detrimento de la productividad pero es precisamente todo lo contrario. Un entorno con energía positiva, motiva a la personas y les ayuda a conseguir resultados. Es importante que los lunes por la mañana te levantes contento y tengas ganas de ir al trabajo y que cuando salgas de la oficina también lo hagas con una sonrisa. De esta manera,  llegarás a casa de buen humor y transmitirás esa buena energía a los tuyos: la felicidad se contagia, es el llamado ciclo de la felicidad.

 Al final una generación no es tan distinta de la otra, lo que cambia es el mundo en el que le ha tocado vivir. Los Millennials han crecido con internet y el boom de las nuevas tecnologías y eso ha condicionado su forma de ser y ha transformado la sociedad. Nuestra sociedad, de la que todos formamos parte. Así que: 

Todos acabaremos siendo Millennials, sin importar en qué año hayamos nacido.

 

Diario de un Millennial - David Tomás

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